En el instante antes de que todo pase

Invierno, LETRAS

Deberían desaparecer las despedidas.

O quizás deberíamos estar más acostumbrados a ellas. Y a los cambios, y a echar de menos. Y también a echar de más de vez en cuando. Estaría bien saber desacostumbrarse de las buenas costumbres, y advertir lo nocivo que es aferrarse a algo efímero, que no durará eternamente.

Pero qué genial sería jugar con el tiempo, y hacer de su relatividad algo variable. Poder estirarlo y encogerlo a nuestro antojo. Quedarnos a vivir en un bonito instante, y hacer que una mala racha dure tan solo un suspiro.

Saber decir «no» a tiempo

Invierno, LETRAS

Saber decir “no” a tiempo cura muchos males. “No”, una palabra a veces tan sencilla como difícil de pronunciar. 

Decir “no” a cosas, personas, situaciones, circunstancias, planes… Todo lo que vaya contra tu voluntad y tus principios. Y no necesariamente sentirse mal por ello. Porque, si no eres dueño de tus decisiones, entonces ¿de qué vas a serlo?

Decir “no” a lo que no necesitas, y desprenderte de ese “guardar por guardar”, de esa especie de síndrome de Diógenes que te hace acumular todo, que te impulsa a tratar de conservarlo todo. Buscar solo lo más vital, parafraseando a El libro de la selva.

Decir “no” a lo que no te llena, a lo que no encaja contigo, para así poder dejar paso (y hueco) a posibles oportunidades, tal vez mejores. Pero también decir “no” a las grandes ambiciones, a querer poseerlo todo, a aspirar a creerse más que nadie. Que la avaricia rompe el saco, que es mejor pecar de prudente, que con la humildad se llega mucho más lejos.

Decir “no” a que te manipulen, a que te zarandeen, a que ignoren, a que te traten como no te mereces. Llevar por bandera tu propia autoestima y el egoísmo razonable, y por lema el “hasta aquí hemos llegado”. Y saber decir adiós, eso también es necesario.

Y también decir “sí” de vez en cuando, “por qué no”. Que de cobardes no se ha escrito nunca.

El riesgo de vivir

LETRAS, Primavera

Y qué manía con anticiparse al dolor, qué manía con buscarlo, como si éste no fuera a llegar ya por sí solo.

Y qué manía con cortarnos las alas poco a poco, como si eso fuera a doler menos que la caída tras haber empezado a volar.

Y qué manía con ir siempre con el freno echado, qué manía con afrontar con miedo las cosas buenas, como si no nos las mereciéramos o no estuvieran hechas para nosotros.

Y qué manía con medir cada movimiento que hacemos, como si vivir fuera algo que se pueda controlar.

El mundo es de los perseverantes

Invierno, LETRAS

Nada puede pararme.

Aunque venga el viento de cara y de un solo soplo me tire contra el suelo. Aunque lleguen tiempos en los que tenga que caminar sobre algo tan rígido y a la vez tan frágil como el hielo. Aunque a veces resbale, clavaré bien los cimientos de mis ideas, y lo haré tan fuerte que resistirán ante cualquier temporal oportunista. Y de ellos, nacerán siempre cosas mejores. Paso a paso, poco a poco, al andar se hace camino, no importa lo lejos que quede la meta.

Y si me paro, será para respirar hondo, coger impulso, y seguir avanzando con más ganas que nunca.